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LA INFLUENCIA DE LA MÚSICA EN LA SALUD MENTAL

Que la música tiene una función más allá del entretenimiento es una realidad

defendida desde hace siglos. Confucio decía: “La música produce una

especie de placer sin el que la naturaleza humana no puede pasar”. Pero ¿es

este sentimiento de satisfacción su única función? Los expertos lo tienen

claro y afirman que detrás de la música hay todo un hospital de emociones.


Existe así una relación bidireccional entre la música y la psicología que

establece que en la misma medida en que las emociones afectan a la música

(los músicos se valen de sus emociones para crearla o practicarla) la música

afecta a las emociones. Según las investigaciones de Marc Serra Griera

(maestro en La Escuela de Música y Conservatorio de Vic) la música se

puede considerar una “una potente herramienta multimodal” que afecta tanto

a las emociones como a la cognición alterando las constantes fisiológicas y

por tanto la conducta.


La Academia Americana de Pediatría ha realizado numerosos estudios sobre

la utilización de la música como herramienta terapéutica en pacientes con

depresión. Los ensayos se realizaron en enfermos de cáncer y esclerosis

múltiple que habían presentado síntomas depresivos. Los resultados

demostraron que la música regulaba los estados de ánimo de los pacientes

calmando sus síntomas, aunque no de forma permanente.


El estrés es una de las respuestas fisiológicas más estudiadas en salud mental.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos los síntomas

del estrés son fácilmente reconocibles por todos ya que “nos afecta a todos”.

La música también se ha manifestado como un mecanismo óptimo para

vencer al estrés reduciendo los niveles de la hormona que lo produce. Para

la Organización Healthy Children es importante profundizar en este aspecto

puesto que de la misma forma en que la música puede reducir el estrés, puede

provocarlo o intensificarlo. Por ello, si lo que se desea es calmarlo es

aconsejable escoger música relajante o con ritmos tranquilos y mantenerla a

un volumen bajo.


La concentración y el aprendizaje también pueden valerse de la música para

una mayor efectividad. Muchos expertos han aconsejado su uso durante el

estudio ya que también afecta de manera determinante a la capacidad

memorial. La Universidad de Valencia recoge en su último artículo la

influencia de la música en pacientes con dificultades comunicativas: “A las

personas con autismo les es más fácil comunicarse a través de la música, hay

pacientes con afasia que no pueden hablar pero sí cantar...”. Destacable es

también el uso de esta en el sueño, que puede gestionarse en dos direcciones:

si lo que se pretende es conciliar el sueño con mayor facilidad, la música

relajante y a un volumen no demasiado alto puede ayudar en gran medida; si

por lo contrario lo que se desea es despertarse con más facilidad y deshacerse

del cansancio, la música enérgica y a un volumen más alto que en el caso

anterior es la mejor opción.


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